Me da miedo llegar a una casa vacía, donde nadie va a preguntar cómo fue mi día, irme a dormir sola y despertar y tomar un camino que no conozco y llegar a una escuela grande, donde no sé dónde está mi salón y donde no conozco a nadie. Me da miedo que sea la última vez que haga una obra de teatro, me da tanto miedo como entrar a una clase donde mis compañeros no sean las caras conocidas y mis maestros no sepan nada de mí. Me da tanto miedo irme a Querétaro y hacer mi vida y que ustedes hagan la suya, volver a Morelia, que el aire huela diferente y que todos me traten como una visita; que mi mamá me prepare el desayuno porque sólo estaré dos días aquí, que mis amigos se den cuenta que ya no sé nada; y que a él se le olviden mis manos y el ritmo de mi respiración cuando su cuerpo está peligrosamente cercano al mío. Y me da miedo, mucho miedo, pero mi terapeuta dice que el miedo sirve para dos cosas: movilizar y paralizar; pero ayer, que mi corazón se detenía, que mis ojos